La historia la escribes tú

Hoy hablamos de anécdotas. Esos sucesos que sólo pueden ocurrir en una fiesta como Churros con Chocolate ya que por su ambiente, por su originalidad y por su carácter de “vamos a pasarlo bien sí o sí”, es el festivalote ideal para que siempre pasen cosas.

No sé si alguien se acordará de las primeras fiestas en el pequeño local del Raval, el Freedonia, donde una reunión de apenas veinte amigos lo daban todo las tardes de los primeros domingos churreros, que finalizaban pronto, concretamente a las 22h, y en las que en apenas cuatro horas teníamos que darlo todo para llegar lo más agotados posible a casa y dormir plácidamente para empezar un lunes laborable con una sonrisa en la cara. Ay esos inicios… Qué chavalines e inocentes…. Si hasta me acuerdo que en la primera fiesta que hicimos, ya con el nombre Churros con Chocolate, tuvimos que dar como obsequio melindros con chocolate al no encontrar ninguna churrería abierta a un kilómetro de distancia. ¡Cómo corrimos y qué decepción en la primera edición!

También recuerdo la primera guerra de pistolas de agua en el Apolo. Ya teníamos algo de experiencia en la fiesta, pero eso no quita que cuando repartimos las más de doscientas o trescientas pistolitas cargadas, se nos descontrolara teniendo que poner rápido y corriendo plásticos de bolsas de basura en los altavoces y cabina del dj para no provocar ningún contratiempo técnico no deseado. La voz de Chica Barata sigue retumbando en mi cabeza: Churreros, por favor, no disparéis a la cabina ni a las luces. Sólo a los churreros. Ha, ha… parece que fue ayer.

Para contratiempo la vez que tuvimos que desalojar la antigua sala 2 del Apolo por el lanzamiento, con la ayuda de un ventilador potente, de sacos y sacos de plumas que se dispersaron por toda la sala creando una suave, pero poco segura, alfombra de plumas. Al final no pasó gran cosa, trasladamos a los 500 churreros a la sala de arriba para seguir la fiesta, casi nada, y nos pusimos a limpiar a conciencia de plumas la 2, y una vez finalizada tal labor, a abrir de nuevo la por entonces poca conocida Antichurros, y aquí no ha pasado nada… ¡Qué risas, y qué bronca recibimos! ¿No es cierto Oscar Rajah y Xavi Electronikboy?

Seguiremos con esto en alguna otra ocasión, porque son muchas las anécdotas que tenemos. Pero quizá para finalizar me acuerdo de una mítica y en la que fuimos conscientes por primera vez de la cantidad de gente que nos seguía, y que fue con el inesperado cierre del Apolo para acometer una serie de adecuaciones de última hora, el mismo viernes previo a la Churros del domingo. Iniciamos un llamamiento en redes para encontrar una nueva sala para poder realizar la fiesta ese mismo domingo y con la ayuda de mucha gente y amigos, logramos hacerla y así no tener que parar de churrear hasta nuevo aviso. Al fin y al cabo, queríamos seguir divirtiéndonos todos un domingo al mes. Y ya por entonces, en plena segunda temporada, nos dimos cuenta de que Churros había llegado para quedarse.