Diario de una travesti. Cap.2

La primera vez que imité a mi musa: Lola Flores

Y es que hablar de Lola Flores, la Faraona, son palabras mayores. Desde pequeño, he sentido una atracción casi hipnótica por esa gran artista. La descubrí cuando era pequeño en casa de mis abuelos, dos fanáticos de las películas de “Cine de Barrio”. Tenía un desparpajo bailando, una fuerza sobrenatural y unos movimientos que me hipnotizaban.

Desde el primer momento que llegué a la familia Churrera, les expresé mi admiración por la Faraona. Y un buen día me invitaron a que en la fiesta de Abril, que siempre es de índole folklórica, imitase a Lola. Fue tanta la emoción que les propuse hacer “Torbellino de Colores”, una canción que ha marcado momentos de incertidumbre en mi vida y me ha hecho resurgir como el ave fénix.

Me enfundé en un traje de “novia», me puse un buen moño, una buena peineta llena de oros y brillos toda ella hecha con goma eva, y me llevé a mi amigo Bernat a que me maquillara.

Los minutos antes de salir actuar tenía un “torbellino de sentimientos”, todos ellos de pura energía e ilusión. Empezaron a sonar los primeros acordes de la canción, y salí como si flotara. Solo oía aplausos, gente que me decía “Ole” y que se hacían partícipes de la ilusión que desprendía encima del escenario. Fue una sensación preciosa, parecía que estaba en una cúpula de cristal, que el público me había creado. Cuando acabó de sonar la canción, la emoción y las lágrimas se apoderaron de mí, y las caras del público emocionado, me ofrecieron el mejor de los regalos que puede tener un artista.

Me quedo con muchas palabras bonitas de aquel día, pero sobretodo con las palabras de una bailaora profesional que me dijo: “Lo que acabas de hacer ha sido impresionante. Era como verla a ella de nuevo. Vas a llegar lejos”.

Lola Flores es y será mi talismán, y me llena de luz en esos momento bajos de la vida.