Le damos la vuelta otra vez al sentido de la archifamosa canción de The Buggles, del año 1979, que hacía referencia a una vieja estrella de la radio que ve cómo sus días de gloria acaban debido a la proliferación del video. Pues bien, estamos ya en la recta final del 2020, y las estrellas de la fiesta ya no tenemos escenarios, ni pistas de baile, ni cabinas ni pantallas que usar. No. Ahora de nuevo nos encerramos en un estudio de radio para seguir brillando de otra forma, esperando que nuestra comunidad reconecte con nosotros de nuevo y nos escuche a través de las ondas… bueno, en esta caso, de forma digital, con podcasts.
La Radio Churrera continúa con su programación semanal después del verano, muy a pesar nuestro, y digo esto porque ojalá no hubiera sido necesario seguir con ella, porque eso querría decir que ya habríamos vuelto a nuestras fiestas, con nuestra gente, pero la realidad actual sigue siendo la que es, y no vemos otra mejor forma que seguir comunicándonos de esta forma. Entrañable, ¿no?
Ya dijimos en su día que lo que nos mueve es traspasar las fronteras de lo que significa hacer una fiesta de música, baile y show. Churros con Chocolate siempre ha querido ofrecer más y más. Es una fiesta, sí, pero el universo que la envuelve es algo mucho más amplio, lleno de historias, anécdotas, personas, etc. En la radio podremos continuar compartiendo un pedacito de todo esto, con la única intención de seguir haciendo llegar nuestra forma de ver la vida. En estos momentos de incertidumbre con lo que está pasando, qué mejor que volver a poner la radio de moda y ya que no nos dejan bailar, pues al menos que podamos seguir acompañándonos con la voz. Prometemos risas, prometemos acción, prometemos información y si vemos que la gente nos apoya y colabora, prometemos interacción. Hasta aquí puedo leer.
¿Estaremos los integrantes de la era pandémica del siglo XXI dispuestos a engancharnos otra vez a la radio como hacían nuestros abuelos? ¿Puede una radio muy muy casera convertirse en una cita ineludible, semana a semana, para cientos o quién sabe, miles de personas? ¿Seremos capaces, una vez que pase todo esto, de no querer ni volver a pisar las salas porque en la radio ya hemos encontrado nuestro lugar y todo lo que necesitábamos?
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